LA FORMACIÓN COMO ESTRATEGIA

La formación constituye para las Pymes una prioridad a la que se presta una atención creciente en nuestro país. Las pequeñas y medianas empresas son el núcleo esencial del tejido productivo y las principales protagonistas en la creación de riqueza y empleo.

Desde 2004 la participación en proyectos de formación bonificados de las Pymes españolas se ha incrementado en más de un 500%. La empresas españolas están entendiendo, tal y como lo hacen los países de nuestro área de influencia, que el capital humano es un factor clave para competir en una economía global, convirtiéndose la formación en un objetivo estratégico para alcanzar esas competencias.

Pero la formación no sólo permite el desarrollo de los países en términos económicos, contribuye también a resolver problemas de desigualdades sociales y por tanto refuerza los procesos de cohesión social.

Desde esta perspectiva es fundamental que la formación cuente con los recursos, medios y herramientas suficientes para conseguir el nivel de desarrollo que se espera de ella.

Contra la crisis en la que vivimos inmersos, la formación, la investigación y las políticas de desarrollo deben suponer la piedra angular en la que apoyarnos para superar la situación. Incomprensiblemente los recursos destinados se ven mermados paulatinamente y a la consecuencia más sangrante es la “fuga de cerebros”.

Ningún país puede afrontar su futuro sin plantearse por qué el abandono escolar afecta casi a un tercio de los jóvenes o por qué los indicadores sobre comprensión lectora de nuestros jóvenes son tan bajos. Estos indicadores no se pueden achacar a la crisis económica.

Hay objetivos que deben abordarse de manera inmediata.

El CEDEFOP (Centro Europeo para el desarrollo de la Formación Profesional) ha indicado que las estrategias de futuro sobre innovación y cambio basadas en el desarrollo de capacidades pasan por la necesidad de formarse a lo largo de la vida, compartiendo responsabilidades entre los gobiernos, las empresas y los individuos. Reforzar el apoyo activo a las personas para que usen todo su potencial para gestionar el cambio que necesariamente hemos de abordar:

  • Desarrollar capacidades que permitan adaptarse al puesto de trabajo que promuevan la innovación y la movilidad de las personas.
  • Promover opciones laborales basadas en buena información sobre itinerarios de formación vinculados al mercado de trabajo.
  • Combinar tipos y niveles de formación y educación, tipos de experiencia de vida y de trabajo en la que todas estas dimensiones sean valoradas y reconocidas.
  • Diseñar cualificaciones que sean fáciles de entender y que estas experiencias de aprendizaje se apliquen al empleo.